
En el libro “Las paradojas del Mindfulness”, Shapiro, Siegel y Neff hablan acerca de las interrogantes que solemos hacernos los que practicamos la meditación con atención plena. Y de las aparentes contradicciones que perciben los que empiezan a acercarse a este tipo de prácticas meditativas. Aquí quiero profundizar en la primera de ellas: cambio Vs. aceptación.
Según los autores, “esta paradoja de aceptación versus cambio es una de las paradojas más notables que surgen al integrar Mindfulness en la medicina occidental y en la psicología. La mayoría de los pacientes buscan un tratamiento basado en la atención plena porque están sufriendo y, muy comprensiblemente, quieren que las cosas cambien. Y, sin embargo, desde la perspectiva de Mindfulness, aceptar las cosas como son es el primer paso para cambiar.
No es sorprendente que esta aparente contradicción sea algo difícil de comprender, especialmente para quienes tienen un dolor mental o físico significativo. No quieren simplemente aceptar y resignarse a las cosas tal y como son. Desean el cambio y lo quieren lo antes posible”.
En este sentido, a la mayoría de las personas les resulta absurda la propuesta de mindfulness de permanecer y aceptar experiencias dolorosas o adversas. Cuando estamos sintiendo que nuestro mundo se derrumba lo único que queremos es reconstruirlo. Lo único que deseamos es dejar de sentir este dolor por la pérdida de alguien o la angustia por tener una enfermedad terminal. Sin embargo, ¿cómo podemos empezar a mejorar la situación si no la empezamos por aceptar, por reconocer?
Esta es la propuesta de mindfulness aceptar este dolor dentro de nosotros sin cambiarlo. A muchos de mis alumnos esta propuesta les suena completamente irracional. Nos hemos entrenado la vida entera en construir estrategias que nos aparten precisamente de estas experiencias. Por lo tanto, suena absurdo que ahora resulta que debemos aceptar estas experiencias y permanecer con ellas por mas dolorosas que sean.
Esta idea parece tan descabellada como pedirle a alguien que tiene una herida en el pie, que se la rasque. Lo primero que pensamos es que nos va a doler y vamos a sangrar. Y eso es precisamente lo que queremos evitar. Nos cuesta mucho trabajo entender que aceptar y permanecer con el dolor es liberador.
Los autores destacan: “inherente a la práctica de la atención plena está la aceptación, permitiendo que las cosas sean como son. Lo que mucha gente malinterpreta es que la aceptación no significa que queramos que las cosas sean como son, simplemente refleja que las cosas son como son, por lo que podríamos aceptarlas en lugar de resistirnos a lo que es. Llevar la aceptación al momento presente no significa que permitamos o respaldamos voluntariamente el sufrimiento innecesario o el comportamiento injusto. Aceptamos y nos abrimos a lo que surja en el presente, no porque necesariamente nos guste, lo aprobemos o lo alentemos, sino porque ya está sucediendo. Entonces, desde un lugar de claridad, podemos discernir conscientemente lo que se necesita y responder de una manera apropiada y hábil. A través de este proceso de aceptación, podemos ver nuestra situación de manera realista y responder de manera consciente.”
“Así, paradójicamente, la aceptación es uno de los elementos esenciales que conduce a la transformación y al cambio. Al practicar Mindfulness, nos damos cuenta de que nuestro sufrimiento proviene de querer que las cosas sean diferentes de lo que realmente son. Anhelamos ciertas experiencias y rechazamos y otras. Intentamos empujar o tirar, moldear y forzar la realidad para que sea como queremos que sea. E incluso, si por un instante, lo conseguimos y las cosas son como queríamos que fueran, en el siguiente momento habrán cambiado. Y así, seguimos resistiéndonos y, por tanto, sufriendo. Mindfulness trae luz a este sufrimiento y es su antídoto. La atención plena es una forma de estar con toda nuestra experiencia. Permite que todo lo que surja esté aquí, y esto tiene todo el sentido porque ya está aquí. Sin embargo, cuando la dificultad y la adversidad aparecen en nuestra vida, nuestro impulso automático es resistirnos a ellas. Aceptarlo es lo que más lejos está de nuestra mente. Para tratar de sentirnos seguros, rechazamos las experiencias desagradables, a pesar de que eso solo conduce a más sufrimiento. La práctica de Mindfulness nos muestra que el sufrimiento no está causado invariablemente por lo que está sucediendo, sino que surge de nuestra relación con lo que está sucediendo. Es nuestro deseo de que las cosas sean diferentes a como son cuando causan sufrimiento. Cuando nos resistimos a la experiencia dolorosa y no aceptamos lo que es, solo estamos prolongando nuestro sufrimiento. El dicho “lo que resistimos, persiste” describe acertadamente este proceso”.
L. Saphiro, Shauna; D. Siegel, Ronald; D. Neff, Kristin. Las paradojas del Mindfulness (Viviendo Mindfulness) (Spanish Edition) . Viviendo Mindfulness. Edición de Kindle.
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